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Apasionante descubrimiento del mundo de los bretanomices, nombre otorgado a las levaduras salvajes de las fermentaciones espontáneas y con base de los lambics legendarios del Valle del Sena. Esta pequeña maravilla de sabor ácido, amansará al que la pruebe gracias a su sutilidad gustativa en la que el lambic nunca va ligado a lo agrio, sino más bien a un aroma salvaje y fresco con un gusto completamente emancipado desde su introducción, dejando en el paladar un sabor de autenticidad, mientras que conserva íntegro el misterio de las gueuzes de Bruselas.