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Origen: Bélgica
Familia: Ale
Estilo: Strong belgian ale
Sub estilo: Belgium strong golden ale
Color: Rubia
Graduación: 8º
Disponible
Advertencia: ¡Últimos artículos en inventario!
Disponible el:
Categoría | Trapense |
Color | Rubia |
Origen | Bélgica |
Tipo | Trapense |
Tono | Rubia |
Graduación | Alta(7-9º) |
La Achel Blonde es una cerveza belga de abadía elaborada en la Abadía de Achel. Fundada en 1852, es la abadía trapense más joven de Bélgica y se encuentra ubicada en la provincia de Limburgo, cerca de la frontera con los Países Bajos. La cerveza Achel Blonde es una de las tres cervezas trapenses producidas por la abadía y es apreciada por su suave sabor y aroma afrutado.
-Estilo y características de la cerveza, método de fabricación, ingredientes, lúpulos empleados y grados:
La Achel Blonde es una cerveza de estilo belga de abadía, elaborada según las normas de la Asociación Trapense Internacional. Es una cerveza rubia dorada con una espuma blanca y cremosa y una carbonatación media. Con un contenido de alcohol del 8%, es una cerveza fuerte pero fácil de beber. Está elaborada con agua, malta de cebada, lúpulo y levadura. La malta se tuesta ligeramente para darle un sabor suave y tostado, mientras que el lúpulo se agrega al final de la cocción para aportar un ligero amargor y aroma. La levadura utilizada es de alta fermentación y produce un perfil de sabor afrutado y especiado.
-Notas de cata y degustación, IBU y EBC:
La Achel Blonde tiene un aroma afrutado y especiado, con notas de manzana, plátano y clavo de olor. En boca, es suave y equilibrada, con un sabor a malta tostada y un toque dulce. El final es seco y ligeramente amargo, con un retrogusto especiado. Tiene un IBU (unidad internacional de amargor) de 22 y un EBC (unidad de color) de 12.
-Maridaje recomendado:
La Achel Blonde es una cerveza versátil que puede maridar bien con una amplia variedad de platos. Va bien con quesos suaves, pescados y mariscos, ensaladas y platos de pollo. También es una buena opción para acompañar postres como tartas de frutas y helados.
-Premios ganados:
La Achel Blonde ha sido galardonada en varias ocasiones en concursos internacionales de cerveza. En el World Beer Awards de 2019, fue nombrada la mejor cerveza belga de abadía en la categoría de Belgian Pale Ale.
-Curiosidades:
La Abadía de Achel ha tenido una historia turbulenta. Fue fundada en 1686 como una abadía cisterciense, pero fue disuelta durante la Revolución Francesa en 1796. Fue restablecida en 1846 como abadía trapense y comenzó a producir cerveza en 1852. Durante la Primera Guerra Mundial, la abadía fue saqueada por los alemanes y los monjes fueron expulsados. La abadía fue restaurada en 1998.
La abadía fue fundada en 1685 y su cervecería fue establecida en 1852.
La Abadía de Achel es una de las abadías trapenses más pequeñas y aisladas geográficamente, lo que hace que su cerveza sea relativamente difícil de conseguir en comparación con otras cervezas trapenses. Aunque la cervecería ha tenido sus altibajos a lo largo de los años y ha sido cerrada en varias ocasiones, actualmente se encuentra en pleno funcionamiento gracias al esfuerzo de los monjes trapenses que supervisan personalmente todo el proceso de elaboración.
La cervecería utiliza agua de manantial local, malta de cebada y lúpulos seleccionados cuidadosamente para producir cervezas de alta calidad que reflejan la tradición cervecera trapense.
La Abadía de Achel ha recibido varios premios por sus cervezas, incluyendo medallas de oro en la World Beer Cup y en el European Beer Star. Además, la abadía tiene una hermosa capilla y jardines, lo que la convierte en un lugar popular para visitar tanto para los amantes de la cerveza como para los turistas interesados en la historia y la arquitectura religiosa.
La edad y la falta de vocaciones ha puesto el broche final al proyecto cervecero de Achel, la abadía Trapense belga que encabezó un fenómeno que en estos últimos veinte años ha fructificado en la instalación de fábricas de cerveza en otros monasterios de la misma orden por todo el mundo.
Con una relación con la cerveza que se remonta a mediados del siglo XVII, Achel siempre ha mantenido un vínculo muy estrecho con el monasterio de Westmalle. Ellos fueron los que reconstruyeron la abadía en 1844 y los que, en 1988 -con el apoyo de los hermanos de Westvleteren y Rochefort-, volvieron a poner en marcha una fábrica que había sido desmantelada en la Primera Guerra Mundial, cuando las tropas alemanas en busca de cobre se apropiaron de sus calderas.
No por esperada -desde hacía cuatro años la abadía solo contaba con dos monjes- la noticia es menos dolorosa y sintomática de una realidad: ya no es que apenas haya monjes dedicados a la actividad cervecera en los monasterios Trapenses de Bélgica, es que las comunidades envejecen y el número de religiosos desciende alarmantemente cada año.
En el último censo, los cistercienses belgas que tenían la cerveza como principal actividad se contabilizaban en apenas un centenar de monjes. En la mencionada Westmalle quedan menos de 30 monjes y a partir de ahora alguno de ellos tendrá que dedicar parte de su tiempo a supervisar la producción en Achel. De momento, la fabricación de cerveza continuará en el monasterio deshabitado, pero este cambio en el censo y las estrictas normas de la orden impedirá que las etiquetas luzcan el sello hexagonal de “Auténtico Producto Trapense”.